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Argumento a favor de más diversión en el trabajo

Pilita Clark

Por: Pilita Clark | Publicado: Martes 28 de mayo de 2024 a las 04:00 hrs.
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Pilita Clark

Justo estaba pensando en este tema el otro día, cuando me encontré con un académico británico llamado William Donald. Es profesor asociado en la Universidad de Southampton, donde trabaja en desarrollo profesional y gestión de recursos humanos, y en 2022 se le ocurrió una idea.

¿Qué pasaría si pudiera publicar un artículo con otro académico cuyo apellido fuera Duck (pato), de modo que cualquiera que citara su investigación tuviera que decir que había sido escrita por Donald y Duck? (haciendo referencia al Pato Donald).

Me gustaría decir que había una razón seria para esta idea, pero cuando llamé a Donald, dijo que lo hizo principalmente porque “pensé que sería ligeramente entretenido”.

“Hay muy serias razones para reírse en el lugar de trabajo, pero es revelador considerar lo poco que se escucha hablar de risas y diversión en la oficina”.

Lamentablemente, encontrar un “Duck” que quisiera cooperar resultó ser una tarea ardua. Donald pasó 18 meses contactando a posibles coautores a través de LinkedIn antes de encontrar a Nicholas Duck, un psicólogo organizacional en Australia que dirige una consultoría de productividad en el lugar de trabajo llamada Opposite.

A diferencia de otros candidatos, Duck no encontró la propuesta de Donald ofensiva ni ridícula. “Me gusta cambiar las cosas y no tomarlas demasiado en serio”, me dijo la semana pasada. La idea de Donald era perfecta para él, dijo.

Dado que ambos compartían un interés en el lugar de trabajo, decidieron escribir un artículo sobre lo que llamaron el fenómeno del Pato Donald, o las razones poco convencionales que impulsan a los académicos a publicar. Éstos incluían venganza contra un rival; colaboración con un héroe; un deseo de promover una causa; y simple diversión.

El resultado fue un trabajo breve de sólo tres páginas (cinco en total, incluyendo referencias y notas) que, sorprendentemente, se publicó el mes pasado en el GiLE Journal of Skills Development. Se trata de una publicación relativamente nueva y de acceso abierto que, no obstante, afirma utilizar un proceso de revisión por pares “robusto”.

A pesar de todo, el artículo no añade una cantidad enorme a la suma del conocimiento humano. Podría decirse que es autoindulgente e infantil. Pero también es una delicia y ojalá hubiera más locuras así.

No se trata sólo de que estas cosas hagan más llevadera gran parte de la vida que pasamos en el trabajo. Hay serias razones para divertirse en el trabajo cuando los gobiernos de toda Europa están preocupados por una caída pospandémica en las horas de trabajo promedio, a la cual culpan de volver a las economías más débiles y poco competitivas.

Obviamente, los chistes por sí solos no son una respuesta. Pero es revelador considerar lo poco que se escucha hablar de risas y diversión en el trabajo.

Han pasado 17 años desde que Steve Jobs subió a un escenario en San Francisco para presentar un nuevo dispositivo de Apple llamado iPhone y llamó a un Starbucks cercano para pedir “4.000 cafés con leche para llevar, por favor”. Inmediatamente dijo, “Es una broma. Número equivocado”, y colgó. Pero la tienda siguió recibiendo pedidos por esa cantidad de cafés de fanáticos de Apple muchos años después, causando desconcierto entre los gerentes.

Sin embargo, las travesuras de los jefes ejecutivos son escasas. Me sorprendió leer recientemente que Jane Fraser, directora ejecutiva de Citigroup, es una bromista en serie con un largo historial de realizar bromas con sus colegas.

En 2022, le pidió a su equipo de alto nivel que firmara una exención de responsabilidad para hacer paracaidismo, informó el Wall Street Journal, y los dejó agonizar ante la perspectiva de que todos los líderes del banco estaban a punto de arriesgar sus vidas juntos antes de enviarles nuevamente un correo electrónico para decir: Día de los Inocentes.

En otra ocasión, supuestamente secuestró un osito de peluche que una vez le había regalado a un ejecutivo a cargo de la reducción de costos, y le dijo al hombre que redujera los cortes o el oso sufriría las consecuencias.

Esta broma podría ser mal recibida en algunos sectores de Citi, donde Fraser ha estado a cargo durante un período de amplias pérdidas de empleos. Incluso los chistes sobre citas académicas pueden fallar.

En la década de 1940, un físico llamado George Gamow decidió que sería divertido añadir el nombre de un amigo eminente, Hans Bethe, a un artículo que Gamow y su alumno, Ralph Alpher, habían escrito sobre los orígenes del universo.

Esto tuvo el excelente efecto de crear un artículo de Alpher, Bethe y Gamow, un juego de palabras con las tres primeras letras del alfabeto griego, alfa beta gamma. Pero, según se informa, Alpher se molestó, temiendo que su contribución se vería disminuida por la adición del nombre del eminente Bethe.

Puedes entender su punto de vista. Los chistes en el trabajo deben realizarse con habilidad y cuidado. Sin embargo, las mejores bromas son gloriosas y el mundo laboral sería un lugar mucho mejor si tuviéramos muchas más.

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